sábado, 6 de noviembre de 2010

Valle del Miera


Historia del valle de Miera

La población de este valle se remontan al menos al período auriñaciense (30.000 a.C.), tal y como lo demuestran los restos encontrados en la Cueva del Rescaño (Mirones). Otros restos testimonian la presencia de grupos humanos durante el solutrense (19.000 a.C.) y el aziliense (9.000 a.C.)

Valle del Pas


comarca de los Valles Pasiegos engloba al conjunto territorial de las cuencas fluviales de los ríos Pas, Pisueña y Miera. Son tres valles de similar condición en lo que atañe a la caracterización cultural y social de la comunidad campesina que los ocupa, la misma que ha ido modelando su paisaje agrario a lo largo de los últimos cinco siglos, en el transcurso de los cuales se ha gestado uno de los paisajes antrópicos más peculiares de todo el conjunto de la cordillera cantábrica. Sin embargo, en ese marco de homogeneidad sociocultural, cada valle cuenta con su particular idiosincrasia, con rasgos de identidad que lo diferencian de su vecino y lo hacen único en el contexto pasiego.

Comarca Pasiega


La comarca de los Valles Pasiegos engloba al conjunto territorial de las cuencas fluviales de los ríos Pas, Pisueña y Miera.
El Valle del Pisueña responde a los cánones de relieve que uno espera encontrar en la media montaña atlántica: un valle abierto de fondo plano (el valle es la unidad básica del ordenamiento territorial de la pasieguería y a lo largo de la historia fue también la unidad jurisdiccional de referencia), con relieves alomados en los que dominan los distintos tonos verdes de bosques de frondosas y pastizales de diente o segadío, cerrado al Sur, en el contacto con la cordillera, por un cordal montañoso de cierta relevancia. Los materiales dominantes, básicamente arcillas y areniscas han permitido al río manejarse a su antojo. El Pisueña es el hacedor del relieve, quien vertebra el espacio, al permitir determinados usos y negar la mayor a otros; quien establece los terrazgos más fértiles y resuelve la ubicación de los núcleos, que tienden a una localización lo suficientemente próxima para aprovechar sus virtudes, y lo suficientemente alejada para sortear sus bravatas.