viernes, 23 de abril de 2010

Lobo



En Cantabria hay una población estimada en unos 50 ejemplares, aunque este número oscila bastante de unos años a otros
.
En España se estima una población lobera de entre 1500 y 2000 ejemplares distribuidos principalmente en el cuadrante noroccidental (Galicia, Asturias, Castilla y León y Cantabria). En los últimos años la especie ha recuperado antiguos dominios, apareciendo nuevamente en provincias de las que había desaparecido hace décadas, como Segovia, Soria, Ávila, Madrid, Guadalajara o Álava. Así mismo, en Sierra Morena (Andalucía) sobrevive una pequeña población en serio peligro de extinción.

Trucha

Presente en el curso alto de todos nuestros ríos. Pertenece a la familia de los salmónidos, que se distinguen de los demás peces de agua dulce, por presentar una pequeña aleta dorsal, secundaria y adiposa, más bien oscura y situada cerca de la cola. Este pez se encuentra en casi todos los ríos de aguas puras y cristalinas, es especial de aguas rápidas y batidas, ríos que suelen ser de lecho arenoso y pedregoso. Sus escamas son pequeñas, y la coloración muy brillante, especialmente en los flancos; varía según las aguas, con tonalidades que van desde el pardo oscuro a un gris claro, salpicado de pintas rojas y negras. El color de la carne es blanco o algo rosado, según los elementos que predominen en su régimen alimenticio. Vive en aguas claras y limpias, y con una temperatura que ronda los 15º.

Ciervo

Muy extendido por los bosques de casi toda Europa. Durante el verano, la coloración de los machos es pardo rojiza y en el invierno más grisácea y sólo los jóvenes presentan manchas en su pelaje. La hembra es de menor tamaño y está desprovista de cornamenta. Cada año mudan la cornamenta. Machos y hembras viven separados gran parte del año. Las hembras viven en grupos más o menos grandes guiadas por una hembra vieja con su cría. Sólo se reúnen con los machos en la época de celo o berrea, que ocurre en el mes de septiembre. Se alimentan de hierbas, cortezas y hojas de árboles. Al atardecer se reúnen en las praderas y calveros que se abren entre los árboles. Los grandes machos, presos de un gran nerviosismo, van de un lado para otro desafiando al resto de los machos. Los combates entre ellos son frecuentes y el ruido que produce el violento choque de sus cuernas puede oirse desde grandes distancias. Los grupos de hembras fecundadas pasan el invierno juntas a la espera de la primavera y con ella los primeros partos. En este tiempo los machos han vivido recluidos en los más profundo del bosque, renovando una cornamenta y sólo se dejarán ver cuando ya puedan lucir en todo su esplendor sus nuevas astas que nacen recubiertas en su totalidad de una especie de terciopelo y del que se libran restregando frenéticamente los cuernos contra los árboles. En Cantabria son abundantes en la Reserva del Saja, Peña Sagra y Alto Campoo

Oso pardo

Es el animal terrestre más grande de toda la fauna ibérica. El oso pardo presenta un espeso y tupido pelaje, una pequeña cola y una enorme cabeza, rematada por dos pequeñas orejas redondeadas. Los osos pardos cantábricos son los más pequeños de todo el mundo, pues los machos rara vez sobrepasan los 180 kg y las hembras rondan los 130 ó 140 kg.

La coloración del pelaje de los osos ibéricos varía desde un crema pálido hasta el pardo oscuro, pero siempre con una peculiar coloración más oscura, casi negra, en las patas y amarillenta en la punta de los pelos. Los ojos y el final de la trufa son negros.

El oso pardo es un animal plantígrado. La alimentación del oso pardo depende en gran parte de los frutos (castañas, bellotas, hayucos, arándanos,...) y las partes más digeribles de las plantas (brotes y hojas tiernas), por lo que su hábitat ha de ser generoso en frutos de todo tipo y, por otro lado, ha de conservar extensiones bastante amplias para permitir a unos animales tan grandes moverse a gusto, tener lugares tranquilos donde descansar y refugios seguros para encuevarse durante el invierno. Son unos devoradores de carne totalmente atípicos (carroñas de ungulados silvestres y domesticos) y su dieta se completa con hormigas, otros insectos, miel y setas.

Los poco más de 80 osos que quedan en España se encuentran repartidos en tres núcleos poblacionales: Núcleo occidental (Galicia, Asturias y Castilla y León): es el mejor de los núcleos, con unos 60 osos; Núcleo cantábrico oriental (Asturias, Cantabria y Castilla y León): está separado del anterior por 30 a 50 km y acoge a unos 20 ejemplares y Núcleo pirenaico: es en realidad un núcleo residual que tiene menos de 5 individuos.

Para el letargo invernal ocupan cuevas abrigadas, brezales y huecos de viejos robles. En la Cordillera Cantábrica la hibernación se suele dar de enero a marzo, aunque depende de la rigidez del invierno y la disponibilidad de comida. La entrada en la osera viene precedida por unas grandes ingestas de alimento con el consiguiente desarrollo de las acumulaciones de grasa.

Los osos son los vertebrados con las menores tasas de natalidad del mundo. Las hembras alcanzan la madurez sexual a una edad entre 3 años y medio y 5 años. Entre una camada y otra transcurren tres años, y cada camada consta de una a tres crías

Jabali

Viven en manadas compuestas de hembras y jabatos de diversas edades. Unicamente los machos viven solitarios. Solo salen de sus guaridas por la noche, se desplazan guiados por su oído y olfato extremadamente finos. Durante el día se ocultan bajo el denso manto del bosque. Tienen la costumbre de tumbarse en sus revolcaderos y después restregarse en los troncos de los árboles para desprender el barro seco, lo que les sirve también para marcar el territorio.
El jabalí es un auténtico omnívoro. La base de su alimentación se compone de vegetales y frutos. Los que más aprecia son los de los árboles del bosque (castañas, bellotas, hayucos, avellanas...) También es frecuente la presencia de hozaduras en los prados en busca de raíces y pequeños invertebrados.Puede llegar a ocasionar perjuicios importantes en los terrenos cultivados de maiz y otros cereales. El celo dura de noviembre a enero. Los jabatos rayados nacen en marzo-abril, en camadas de hasta 10. La disminución de sus enemigos naturales lobos y águilas reales es una de las causas de sus gran abundancia en nuestros montes. Cabe destacar que la Reserva del Saja Valderredible y la zona de Liébana presentan una gran poblaciónde cochinos tal como lo demuestran las numerosas piezas cobradas en las monterías.

Gaviota patiamarilla

Gaviota que nidifica en Cantabria y que se parece y se encuentra emparentada con la gaviota argéntea. Su diferencia es que esta última tiene las patas de color rosa. Sus alas son de color gris y terminan en sus extremos con manchas negras. Las crías tienen un plumaje de color marrón que les permite camuflarse de sus depredadores. Son muy abundantes y se aprovechan de los restos y desperdicios que se generan en los puertos y en los basureros. Hábitat en toda la costa.

jueves, 22 de abril de 2010

Parque natural del Saja-Besaya

El Parque natural del Saja-Besaya, situado en la Comunidad Autónoma de Cantabria, fue declarado Parque natural en 1988. Se encuentra enclavado en un área comprendida entre las cuencas hidrográficas del Saja y Besaya extendiéndose desde el Monte Río los Vados en el extremo norte, hasta los montes de Fuentes-Palombera y Sierra del Cordel (Campoo) en el límite sur. La extensión del parque natural comprende una superficie de 24.500 ha, de las cuales 23.932 corresponden a montes de utilidad pública. Todo el parque está integrado en la Reserva Nacional de Caza Saja.

Hayas en el Monte Saja, Cantabria (España).

El parque está compuesto por territorios pertenecientes a los términos municipales de: Arenas de Iguña, Cabuérniga, Cieza, Hermandad de Campoo de Suso, Ruente y Los Tojos, además de la totalidad de la extensión de la Mancomunidad Campoo-Cabuérniga.[1]

El único núcleo urbano asentado dentro del parque natural es el conjunto histórico de Bárcena Mayor, pueblo de antigüedad y soberbio ejemplo de la arquitectura montañesa.

La geografía del Parque Natural Saja-Besaya se caracteriza por profundos valles que han ido excavando los abundantes ríos y arroyos tributarios del Saja y del Besaya. La diversidad de sus ecosistemas está determinada por el contraste altimétrico existente entre sus cotas mínimas, que rondan los 200 metros, y las cimas del Peña Iján, con 2.084 m, y Pico Cordel, con 2.061 metros de altitud.

Comprende áreas de arbolado de gran interés (superficie forestal de 11.475 hectáreas), que alternan con brañas y laderas cubiertas de matorral. Destacan especialmente los robledales en las zonas bajas y septentrionales y los hayedos en las zonas altas (Saja y Bárcena Mayor) así como los acebales y los abedules y serbales del piso montano. La extensión del parque se clasifica en varias zonas de usos; de uso recreativo, forestal, de uso agropecuario, de reserva y de pastizal. En las zonas de aprovechamiento ganadero destacan los ejemplares de ganado tudanco, una peculiar raza de bovino autóctona, muy ligada a la tradición de la zona. Las zonas de reserva son áreas de especial protección, dentro del parque se han establecido dos zonas:[2]

  • Cureñas-Canal del infierno, 575 hectáreas.
  • Monte Quemado, 195 hectáreas.

El área protegida tiene una gran riqueza de fauna y flora. Entre las numerosas especies, destacan el jabalí, becada, nutria, lobo, águila real y corzo. El ciervo, que fue reintroducido en 1949, se encuentra en la actualidad en todo el territorio, atrae a miles de visitantes, que esperan disfrutar con la berrea de la época de celo. En la zona sur del parque hay citas de oso pardo.

Parque Natural Collados del Asón



El Parque Natural Collados del Asón es un Espacio Natural Protegido de de la comunidad autónoma de Cantabria (España), declarado Parque Natural por la Ley de Cantabria 1/1999 de 18 de febrero,[1] e incluido en la Red de Espacios Naturales Protegidos de Cantabria por la Ley de Cantabria 4/2006, de 19 de mayo, de Conservación de la Naturaleza.[2]

Se encuentra situado en plena Cordillera Cantábrica al sudeste de Cantabria y la totalidad de su ámbito territorial, con una superficie de 4.020 ha, pertenece al municipio de Soba, a altitudes comprendidas entre los 240 y los 1.581 msnm.

Es un área singular de gran interés, caracterizada por afloramientos calizos, pequeños bosques de hayas y singulares encinares cantábricos, junto a praderías realizadas por el hombre, para el aprovechamiento ganadero. Este hábitat tan diverso, posibilita el desarrollo de una variada fauna silvestre característica de la Cordillera. El Parque, se localiza en una zona que tradicionalmente ha estado muy despoblada, pero que ha posibilitado que el grado de naturalidad del conjunto sea elevado.

jueves, 15 de abril de 2010

Cioli,salvador de mas de cien vidas

Cioli: ¿ojo avizor!
A sus 84 años, José Sanz Tejera no perdona su visita a la playa ni un sólo día
Cioli:  ¿ojo avizor!
CIOLI








José Sanz Tejera, más conocido por los santanderinos como Cioli, es uno de los personajes incondicionales de los arenales cántabros. Concretamente, Cioli suele visitar la playa de Los Bikinis, en Santander. Podría decirse de él que es una de las personas que mejor conoce y domina las aguas del Cantábrico, ya que su vida y el mar están íntimamente relacionados.

Más de 70 años salvando personas en los arenales, avalan su currículum personal en el que le han sucedido todo tipo de anécdotas. Entre ellas, Cioli destaca algunos de los sucesos que más le habían divertido. Este es el caso de una vez que le llamaron para que ayudase a un hombre. Parecía que se estaba ahogando y cuando llegó a su rescate, en realidad, estaba gritando porque un individuo le estaba robando la ropa en la playa. El hombre lo que verdaderamente quería era llamar la atención con el fin de que alguien se diera cuenta y apresara al ladrón.

Amplio desconocimiento

Como conocedor de las playas, las mareas y el modo de auxiliar a los que lo necesitan, Cioli afirma que hay un amplio desconocimiento general, consecuencia de la mayoría de los accidentes. Por esta razón, el popular bañista se presta a dar algunos de sus consejos.

Lo primero y más importante es conocer el arenal donde el visitante se va a bañar. Según Cioli, la mejor manera es preguntar a alguno de los lugareños.

Por otra parte, el socorrista apunta como fundamental tener en cuenta el sentido en el que van las mareas. Éste es un dato muy útil porque, en el caso de estar en apuros, el nadador debe dejarse llevar y bracear a favor de ellas para no agotarse.

Las técnicas para realizar los primeros auxilios, es otro de los puntos en los que Cioli hace hincapié. Entre sus consejos, reitera que para hacer un masaje cardíaco, una de las cosas que no debemos olvidar, es que hay que poner a la persona en un lugar plano y duro para que éste se pueda realizar con total eficacia.

Entre otros datos curiosos, por ejemplo, en el caso de que queramos rescatar a una persona, si estamos muy apurados y no nos queda más remedio que tirarnos al agua con ropa. Si queremos ser los que socorran y no los socorridos, deberemos sacar todos los bolsillos. De esta manera, podremos flotar y éstos no se llenarán de agua y no nos hundirán con su peso.

Para terminar, José Sanz hace un apunte sobre los ahogados. En el caso de que sean de piscina, tendremos que advertirlo en urgencias porque, debido al cloro, su tratamiento es diferente. Asimismo, también es importante advertir si el ahogado está pálido o azul.

Parque natural de Oyambre




El Parque natural de Oyambre, se halla ubicado en la zona litoral del occidente de la Comunidad Autónoma de Cantabria. Cuenta con 5.758 hectáreas de extensión se encuentran repartidas en el territorio de los municipios de Comillas, San Vicente de la Barquera, Udías, Valdáliga y Val de San Vicente. El enclave fue declarado Parque natural el 21 de noviembre de 1988[1] como culmen de un proceso de presión del movimiento ecologista y popular que desde los años setenta luchaba contra los proyectos urbanizadores que ponían en peligro las dunas y la playa de Oyambre.[2]

El parque natural, que comprende los estuarios de la Ría de San Vicente, la Ría de la Rabia y entorno, constituye un magnífico ejemplo de ecosistema litoral. Junto a acantilados, zonas de praderías y bosques de frondosas autóctonas, se encuentran también diversos sistemas dunares, que junto con los encontrados en el Parque natural de las Dunas de Liencres son los más relevantes de la costa cantábrica. Las rías y zonas intermareales rocosas y fangosas comprenden un hábitat excelente para las numerosas aves acuáticas que invernan en la zona o descansan en ella durante las migraciones. Entre las especies que se pueden observar destacan la cerceta común, ánade real, correlimos común, zarapito real (estas dos últimas especies limícolas) y otras reproductoras como el cormorán moñudo y la gaviota patiamarilla.

Bandera de Cantabria

Desde el siglo XVIII los barcos cántabros ondeaban la bandera blanquirroja, tal y como queda reflejado en el título de ciudad a Santander en 1755. Así mismo, el pendón aparece representado en un cuadro[1] del pintor santanderino José Vallespín, sobre la famosa batalla de Vargas que tuvo lugar el 3 de noviembre de 1833 durante la Primera Guerra Carlista. Ese día tropas realistas venidas de Santander lograron detener el avance del bando carlista, perdiendo estas la oportunidad de hacerse fuerte en el norte peninsular y posiblemente variar sustancialmente el rumbo de la historia del país. En el lienzo se observa como un grupo de soldados isabelinos de las milicias urbanas de la ciudad atacan a las fuerzas del pretendiente al trono de España portando gallardetes blanquirrojos, lo que hace suponer que para entonces la actual bandera de Cantabria ya había trascendido de su ámbito marítimo originario[2] .
Cuando, por Real Orden de 30 de julio de 1845, se asignaron las banderas que corresponderías a las diferentes matrículas de las provincias marítimas de España, casi todas ellas recibieron como enseña sencillamente una letra del código de banderas, no así la provincia de Santander, a la que se respetó su bandera blanca y roja.
Existe otro testimonio del uso del estandarte en un cuadro que representa una barricada en Cuatro Caminos durante la Revolución de 1868 en el que el pueblo alzado en armas contra la reina Isabel II hace frente tras la bandera blanca y roja al avance de las tropas del general Calonge venidas de Valladolid.
Hasta tal punto fue asumida como emblema en la región que la propia ciudad de Santander, que poseía bandera propia blanca y azul, llegó a sustituirla por la de la matrícula marítima hasta que en la segunda década del siglo XX un informe de Fresnedo de la Calzada propicia un deslinde de los campos, pasándose a usar la blanquiazul para la capital y la blanca y roja por la entonces diputación provincial.

miércoles, 14 de abril de 2010

martes, 13 de abril de 2010