Cuando, por Real Orden de 30 de julio de 1845, se asignaron las banderas que corresponderías a las diferentes matrículas de las provincias marítimas de España, casi todas ellas recibieron como enseña sencillamente una letra del código de banderas, no así la provincia de Santander, a la que se respetó su bandera blanca y roja.
Existe otro testimonio del uso del estandarte en un cuadro que representa una barricada en Cuatro Caminos durante la Revolución de 1868 en el que el pueblo alzado en armas contra la reina Isabel II hace frente tras la bandera blanca y roja al avance de las tropas del general Calonge venidas de Valladolid.
Hasta tal punto fue asumida como emblema en la región que la propia ciudad de Santander, que poseía bandera propia blanca y azul, llegó a sustituirla por la de la matrícula marítima hasta que en la segunda década del siglo XX un informe de Fresnedo de la Calzada propicia un deslinde de los campos, pasándose a usar la blanquiazul para la capital y la blanca y roja por la entonces diputación provincial.
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