Desde el siglo XVIII los barcos cántabros ondeaban la bandera blanquirroja, tal y como queda reflejado en el título de ciudad a Santander en 1755. Así mismo, el pendón aparece representado en un cuadro[1] del pintor santanderino José Vallespín, sobre la famosa batalla de Vargas que tuvo lugar el 3 de noviembre de 1833 durante la Primera Guerra Carlista. Ese día tropas realistas venidas de Santander lograron detener el avance del bando carlista, perdiendo estas la oportunidad de hacerse fuerte en el norte peninsular y posiblemente variar sustancialmente el rumbo de la historia del país. En el lienzo se observa como un grupo de soldados isabelinos de las milicias urbanas de la ciudad atacan a las fuerzas del pretendiente al trono de España portando gallardetes blanquirrojos, lo que hace suponer que para entonces la actual bandera de Cantabria ya había trascendido de su ámbito marítimo originario[2] .
Cuando, por Real Orden de 30 de julio de 1845, se asignaron las banderas que corresponderías a las diferentes matrículas de las provincias marítimas de España, casi todas ellas recibieron como enseña sencillamente una letra del código de banderas, no así la provincia de Santander, a la que se respetó su bandera blanca y roja.
Existe otro testimonio del uso del estandarte en un cuadro que representa una barricada en Cuatro Caminos durante la Revolución de 1868 en el que el pueblo alzado en armas contra la reina Isabel II hace frente tras la bandera blanca y roja al avance de las tropas del general Calonge venidas de Valladolid.
Hasta tal punto fue asumida como emblema en la región que la propia ciudad de Santander, que poseía bandera propia blanca y azul, llegó a sustituirla por la de la matrícula marítima hasta que en la segunda década del siglo XX un informe de Fresnedo de la Calzada propicia un deslinde de los campos, pasándose a usar la blanquiazul para la capital y la blanca y roja por la entonces diputación provincial.
No hay comentarios:
Publicar un comentario