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Noticias Diario Montañes
domingo, 12 de junio de 2011
Los Cuines de Silio
Los Cuines de Silió son unos personajes mitológicos también llamados ‘Familiares’ que actúan por parejas haciendo el bien. Son enanos vestidos con capucha roja y botines blancos que sienten debilidad por los niños, divirtiendoles con sus piruetas,muecas y gracioso gañir de cerditos recien nacidos,como relatan las leyendas y cuentos infantiles referentes a este lugar.
martes, 7 de junio de 2011
La Cueva de la Mora
La Cueva de la Mora se encuentra en la parte noroeste de la Peña de la Ventosa (Cillorigo de Liébana). Su primera exploración (con toda seguridad los pastores, tanto de Lebeña como de Cobeña, la conocieron mucho antes) tiene lugar en los últimos años del siglo XIX cuando la visitan unos jóvenes de Lebeña y Potes hallando restos prehistóricos del periodo neolítico (más de 5.000 años a.d.C.).
En ésta primera inspección se encontraron algunas herramientas de piedra así como fósiles, lo que trajo consigo la curiosidad de las gentes que organizaron más exploraciones, localizando también huesos humanos fosilizados y varios huesos y restos de osos.
Fueron tan espectaculares los hallazgos que el Diario La Atalaya de Santander de fecha 28 de Agosto de 1895 dice: "Es indudable que en la Cueva de la Reina Mora no ha servido de habitación al hombre, pues no se encuentran instrumentos, ni restos de alimentos, ni señales de fuego que lo indique; sin embargo, en uno de los recintos hallaron un esqueleto humano cuyos huesos se deshacen al tocarlos. Lo hallaron tendido de forma natural en la superficie, paralelo a la pared, por lo que creyeron que hubo conocimiento al colocarle. No encontraron más restos humanos, pero sí de osos y de otros animales a los que les faltaban los cráneos....."
La Cueva abriga varias galerías, la mayoría más o menos horizontales y otras tipo chimenea en las que se necesita la ayuda de cuerdas para tener acceso a ellas; para personas no expertas solamente se debe visitar la galería inferior que es la más accesible.
La cueva es de techo alto, con estalactitas y estalagmitas de formas caprichosas, destacando una cuyo perfil se asemeja a una mujer hecha naturaleza y que da el nombre a la Cueva.
Las dimensiones son bastantes dispares, dependiendo de la galería que se quiera explorar, teniendo la mayor unos 200 metros de larga; la altura, en general, es considerable y su anchura es desigual, ya que hay sitios donde se franquean estrechas gateras.
Debe su nombre a una leyenda que sitúa dentro de la Cueva a una hermosísima Reina Mora, convertida en estalagmita, víctima de un cruel encantamiento. Fue convertida para siempre en estatua de piedra sobre la que resbalan sus lágrimas. A la media noche recobra su aspecto natural y recorre las salas subterráneas entre suspiros y sollozos, llamando a aquellos compañeros muertos en la batalla de Covadonga y a los que huyendo de la derrota hallaron su sepulcro en esta sima.
Otros dicen que esta Reina Mora guarda en realidad un gran tesoro de valor incalculable, que las huestes de su pueblo moro hubieron de abandonar al huir hace ya siglos.
Otros dicen que esta Reina Mora guarda en realidad un gran tesoro de valor incalculable, que las huestes de su pueblo moro hubieron de abandonar al huir hace ya siglos.
Es una pena que la mano del hombre se deje sentir dentro de la Cueva. Estalactitas y estalagmitas se pueden ver pintadas, y lo que es peor rotas. Estoy convencido que si la Cueva estuviera junto a la carretera…. ya ni existiría. Lo que tardó miles y miles de años en moldearse y forjarse, en un segundo, con un simple golpe se viene todo abajo.
Respetar las formaciones, incluye no romperlas; cada centímetro cúbico de estalactita o estalagmita, le lleva a la naturaleza aproximadamente 50 años; el romperlas o dañarlas significa una perdida irreparable e irreversible.
Es una lástima, solo se pide un poco de sentido común.
Es una lástima, solo se pide un poco de sentido común.
(Fuentes:José Antonio Fombellida y Asociación Deportiva Pico Tres Mares)
lunes, 6 de junio de 2011
Las Brujas de Ongayo
Las brujas de Ongayo
Todos los sábados las brujas de Cantabria, tras churrar en las cenizas del hogar y al grito de "¡Sin Dios y sin Santa María, por la chimenea arriba!" parten volando en escobas o transformadas en cárabos, rumbo a Cernégula, pueblo de Burgos donde celebran sus reuniones brujeriles alrededor de un espino, para, después del bailoteo, chapuzarse en una charca de agua helada. Otras, más corretonas, amanecen en Sevilla, al pie de la Torre del Oro. En una gruta cerca de Suances, junto a una bolera de oro soterrada, celebran el aquelarre estas señoras, o parten en humeante enjambre hacia Cernégula, cual explica el cantar:
De la cueva de Ongayo
salío una bruja De la cueva de Ongayo
con la greña caida
y otra brujuca.
Al llegar a Cernégula
¡válgame el cielo!
un diablo cornudo
bailó con ellas.
Por el Redentor,
por Santa María,
con el rabo ardiendo
¡cómo bailarían...!
(Cernégula, denominación de un antiguo municipio, hoy corresponde a la localidad y Entidad Local Menor, la comunidad autónoma de Castilla y León, provincia de Burgos (España). Está situada en la comarca de Alfoz de Burgos y en la actualidad depende del Ayuntamiento de Merindad de Río Ubierna.
Cuando las brujas van a Cernégula, ata a tu vieja que acaso lo sea)
domingo, 5 de junio de 2011
Caballucos del Diablo
Los Caballucos del Diablo son seres mitológicos de Cantabria que aparecen en la noche de San Juan volando entre llamas, humo y emanaciones de azufre y atronando en el silencio de la noche con bramidos infernales producto de la furia liberada tras todo un año de continencia.
Cuenta la leyenda que son siete y parecen libélulas gigantes, pues tienen largas y transparentes alas, y vuelan por los cielos nocturnos cántabros. Sus colores son rojo, blanco, azul, negro, amarillo, verde y anaranjado. Vuelan siempre juntos y el primero de ellos es el caballo rojo, el más grande y robusto, el jefe que lidera y dirige a los demás en su búsqueda. Quienes han visto a los caballucos dicen que el mismísimo diablo monta uno, y que el resto son cabalgados por demonios.
La noche de San Juan es la propicia para las fechorías de los Caballucos del Diablo. En forma de caballos alados tienen el vicio de querer estropear la noche a los que se reúnen junto a la hoguera, escupiendo fuego y bramando por su boca… La Anjana nada puede contra ellos pero hay un remedio: encontrar el trébol de 4 hojas, la yerbuca de San Juan.
“A quín coja la yerbuca
la mañana de San Juan,
no li dañarán culebras
ni caballucos del mal.”
Según el mito, estos caballos del infierno fueron hombres pecadores que perdieron su alma y se vieron obligados a vagar por Cantabria el resto de la eternidad. El caballo rojo fue un hombre que prestaba dinero a los campesinos y luego mediante sucias tretas embargaba sus propiedades; el blanco era un molinero que robaba muchas maquilas del molino de su señor; el negro era un ermitaño que engañaba a las gentes; el amarillo un juez corrupto; el azul un tabernero; el verde un terrateniente que deshonró a muchas jóvenes y el naranja un hijo que por odio maltrataba a sus padres.
Cantabria, tierra de enigmas y de misterios por resolver
Cantabria tiene, como toda tierra que se precie, sus mitos, sus brujas y unos cuentos que los mayores narraban a los chicos en las noches de invierno junto a la lumbre. Unos relatos que desde los tiempos más remotos sirvieron de entretenimiento en todas las aldeas y villas de la región hasta que los hogares fueron invadidos por la radio, luego por la televisión e Internet.
Ahora, junto a ese legado de supersticiones y creencias mágicas, la editorial torrelaveguense 'Cantabria Tradicional' acaba de publicar un libro 'Enigmas de Cantabria' del que es autor Francisco Renedo Carrandi. El volumen es una recopilación de algunas de esas viejas historias perdidas en el caminar de los siglos. Pero el narrador no se queda ahí. En su lucha para que las jóvenes generaciones puedan conocer ese ayer, incluye en su libro otros casos relacionados con la ufología, desde el avistamiento de objetos volantes no identificados sobre el firmamento cántabro o hechos misteriosos como las supuestas apariciones marianas en San Sebastián de Garabandal, un pequeño enclave rural en aquella España de los años sesenta del pasado siglo XX, que hasta la fecha nadie ha podido aclarar totalmente.
Para confeccionar 'Enigmas de Cantabria' Francisco Renedo, a la manera de los viejos reporteros, se documentó en las fuentes de periódicos y bibliotecas y luego acudió a los pueblos para recoger los testimonios más posibles de los que atestiguaron ver cosas extrañas en una intensa labor de campo. Él expone los casos y procura que su narración se ciña a los relatos que le transmitieron sus entrevistados para intentar ser lo más objetivo posible y realizar los menos juicios posibles. Es el lector el que decide luego si ese asunto que se le cuenta con ilustraciones y fotografías tiene indicios de verosimilitud o es una simple patraña para mentes crédulas e infantiles.
Son 256 páginas y 26 los casos recogidos. En ese amalgama de casos diversos y distintos figuran desde la leyenda del hombre-pez de Liérganes, la bicha de Labarces y otros reptiles de la región, como la historia del Cristo de Limpias.
También tienen su capítulo algunos casos de fenomenología fantasmagóricamás reciente, como el acaecido en el palacio Eguilior de Limpias del que daba cuenta la prensa regional el 15 de mayo de 2001, cuando el Gobierno de Cantabria compró a la familia del conde de Albox, Manuel Eguilior y Llacuno, el inmueble para convertirlo en parador de turismo. El personal de la empresa que realizaba el desescombro y la limpieza para adaptar el edificio a su nuevo uso hostelero notó ruidos extraños y golpes y hasta el sónido de un piano.
Hay otros que hablan de avistamientos de objetos volantes no identificados sobre los cielos de la región.
No se escapa de esa recopilación de sucesos extraños, el caso de Montehano o de la osa de Andara.
Tampoco el que llama 'misterio del vuelo de Aviaco', cuando una aeronave que volaba el 31 de enero de 1979 de Valencia a Bilbao fue desviada por niebla en Sondica al aeropuerto de Parayas o el de una famosa mujer en los Picos de Europa conocida como la Osa de Andará.
También dedica un capítulo de su libro a un suceso que denomina 'La luz de Cayón'. El fenómeno sucedió el 13 de octubre de 1978. Un vaquero, Juan Cobo Setién se encontraba a la medianoche a la puerta de su cuadra. De pronto observó que en un prado próximo a donde se encontraba avanzaba una intensa luz «como echando chispas..., a la vez que se formó un extraño viento y un gran reflejor». Ese avistamiento fue apreciado por una pareja que se encontraban a esas mismas horas en un automóvil «era alargado, como de un metro de largo, parecía un globo luminoso». Esas supuestas luces o luminarias fueron apreciadas por otras personas de la zona en otros meses del año.
Renedo abre su libro con un capítulo dedicado a 'El cantu tescoru' (el pico El Aguijón en el pueblo campurriano de La Abiada) donde se practicaba el arte de adivinar el porvenir por las costumbres y vuelos de las aves por el aire. Le sigue otro sobre las características particulares de las hechiceras y de las brujas en Cantabria y aborda algunos de los procesos incoados por la Inquisición contra algunas mujeres de esta tierra, como María Zianca de Limpias.
El prologo de 'Enigmas de Cantabria' está escrito por el licenciado en Historia Mariano F. Urresti, autor de 'La cara oculta de Jesús' y colaborador de revistas dedicadas a asuntos relacionados con los enigmas, el hombre, el universo y el más allá de la ciencia. «Este libro está repleto de historias que se encuentran al otro lado del espejo. Recorriendo sus páginas me he visto a mí mismo en casi todas ellas, pues recorrí esos mismos senderos hace mucho tiempo, antes de que otros cruces de caminos me atrajeran más poderosamente».
En ese recopilar historias de Renedo, los amigos de la ufología están de enhorabuena. Pueden perderse a través de las páginas en el contacto con seres extraños que llegaron a bordo de aeronaves extrañas y partieron por ensalmo. Julio Verne, el hombre que metió el gusanillo de leer a muchos niños a través de sus anticipados relatos de una época que aún no había llegado pero que está, seguro que leería con agrado los avistamientos de los que da cuenta Renedo.
viernes, 3 de junio de 2011
El Arquetu
El Arquetu es un viejo de larga melena bermeja vestido con un hábito blanco salpicado de pintas moradas. En la frente tiene una cruz verde rodeada de llaves y candados pintados... Lleva colgado al hombro derecho una taleguilla de color nube y debajo del brazo izquierdo una arquita de oro con adornos de plata y bronce pulido... Anda muy despacio y nadie sabe de dónde viene ni a dónde va.
Dos imagenes diferentes de El Arquetu
Le enfada sobremanera que los hombres malgasten su dinero en juergas y vicios. Cuando algún desgraciado pierde sus bienes de ese modo y se refugia en el monte, el Arquetu se compadece de él y, abriendo la arquita que lleva consigo, le da unas onzas de oro para que las invierta en su trabajo y las haga fructificar. Pero si el derrochador toma las monedas y se las gasta en sus vicios, el Arquetu le condena a pasar el resto de sus días pidiendo limosna por los caminos.
Anjana
La anjana (de jana, antiguo nombre con que se designaba a las hechiceras durante la Edad Media) es uno de los personajes más conocidos de la mitología cántabra. Estos seres feéricos son la contrapartida a los crueles y despiadados ojáncanos y ojáncanas y en la mayor parte de las versiones son las hadas buenas de Cantabria, generosas y protectoras de las gentes. Su representación en la mitología cántabra recuerda a la de las xanas en Asturias, las janas en León y las lamias vascas, estas últimas sin su aspecto zoomorfo.
En la tradición oral encontramos distintas explicaciones sobre la naturaleza de las anjanas. Unos dicen que son criaturas celestiales enviadas por Dios para realizar obras buenas y que tras 400 años regresan al cielo para no volver. Otros en cambio señalan que son espíritus de los árboles encargados de cuidar de los bosques. En todo caso, las describen de aspecto hermoso y delicado, con medio metro de estatura, ojos rasgados, brillantes pupilas negras o azules como luceros y mirada serena y amorosa. Tienen una piel blanquísima y su voz es dulce, unas veces parece un ruiseñor cuando están contentas y otras las de un escarabajo al pisar de las hojas en otoño. Esconden unas alas prácticamente imperceptibles y casi transparentes.Estas ninfas de La Montaña poseen largas trenzas de color azabache u oro adornadas con lazos y cintas de seda multicolores y se ciñen a la cabeza una hermosa corona de flores silvestres. Visten una fina y larga túnica blanca que cubren con una capa azul. En sus manos llevan una vara de mimbre o espino que cada día de la semana brilla con una luz diferente.
Se las ve paseando por las sendas de los bosques, descansando en las orillas de los veneros y en los márgenes de los arroyos que parecen que cobran vida. Conversan con las aguas que manan de las fuentes y manantiales que es donde vive. Ayudan a los animales heridos, a los árboles partidos por las tormentas o los ojáncanos, a los enamorados, a aquellos que se extravían en la frondosidad del bosque, a los pobres y a los que sufren. Cuando pasean por los pueblos dejan regalos en las puertas de los que se lo han merecido y si se la invoca pidiendo ayuda ellas la prestarán si es buena persona, pero también castigan a quien las desobedece.
Dice la tradición que durante el equinoccio de primavera, en la media noche, se reúnen en las brañas y danzan hasta el amanecer cogidas de la mano, esparcen rosas y quien logre encontrar una de estas que tienen pétalos púrpuras, verdes, áureos o azules, será feliz hasta la hora de su muerte.
En Cantabria tienen este trasfondo feérico las Hechiceras del Ebro (o de Valderredible), las Mozas del Agua, la Viejuca de Vispieres, las Anjanas de Treceño, las Moras de Carmona o las Ijanas del Valle de Aras entre otras.
Las anjanas y la NavidadComo relata el escritor montañés Manuel Llano en su obra Mitos y leyendas de Cantabria, las Anjanas llegarían a las poblaciones del interior de la región durante la madrugada del 6 de enero con la intención de traer a los niños diversos juguetes y regalos. Esto se produciría cada cuatro años y generalmente en familias pobres o de bajo nivel económico. La tradición aún se mantiene anualmente en algunas localidades de Cantabria, en convivencia con el Esteru.
jueves, 2 de junio de 2011
Parque de Cabarceno
El osito Aragón, rey de Cabárceno
El osezno que llegó desnutrido a Cabárceno, ya está completamente recuperado. Fue rescatado por la Guardia Civil del maletero de un coche cuando iba a ser vendido en el mercado negro. Ha superado todos sus problemas físicos y psíquicos y los técnicos lo han trasladado a un espacio mayor para que se acostumbre al contacto con el resto de osos de este parque cántabro
El osito 'Aragón', rey de Cabárceno
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